domingo, 20 de julio de 2008

Insomnio 2

Otra vez desgranando un sueño en que no duermo. Otra vez.

Los ojos queriendo combatir la noche, buscándose en todas las esquinas, en todos los pasillos, en las ventanas a oscuras. Mi casa es un enjambre de silencios rotos solo por la inmensidad insoportable del insomnio. Ando solo y callado; para que quiero más analogías, soy la estatua viva del insomne. Menudo chasco se han llevado mis ojos cuando viendo volar las horas comprobaron que no escribo más que disparates. Que los tengo llenos de espejismos, que no ven más que visiones. Estoy tendido entre mis brazos, miro al techo de cerca, los dedos de los pies casi le tocan, y como por ensalmo, la cama se ha puesto a volar junto conmigo.

Es delito conmoverse con mi drama. ¡Quiero dormir, dormir tranquilo! Al grito se lo llevan al vacío de la otra estancia, mientras languidece mi voz. Quiero asegurarme que tras el otoño estaré vivo, así que debo acelerar al máximo el verano, convertir las estaciones que restan en misiles que al llegar diciembre, me devuelvan el sueño que perdí. Nadie sabe el tiempo que le resta, yo sé que las próximas 2 horas seguiré despierto.

sábado, 12 de julio de 2008

Clase de anatomía en el chat de Anibal Lecter II

    - ¿Pensé que seguiríamos la conversación de ayer?

    - Por?

    - Decías que me ibas a devorar...

    - Dije muchas cosas pero devorarte, no puedo.

    - ???

    - ¡Estás a un chat de mi!

    - Jajajaj ...

    - ...

    - Estás distante.

    - Estoy lejos...

miércoles, 9 de julio de 2008

La Pelea de Cuba

En todo conflicto hay dos bandos. Y en medio el vacío. Alrededor de los contendientes un espacio vacío y un poco más allá el público. Ahora bien: el público se divide en clases. La más cercana al ring (así delimitamos el espacio en que se matan los contendientes) la ocupa los Jaleadores. Estos le imprimen dinamismo al combate. Se dividen a su vez en dos bandos y tienen sus razones, a saber:
- son amigos de uno de los contendientes
- son enemigos del otro
- están a sueldo por los amigos de uno y/o de otro,
- son familiares cercanos, que aunque no entienden muy bien porque se pegan, no dejan de sufrir por su consanguíneo.
Un paso atrás, está el sitio de los Patrocinadores. Estos son los que piensan, los que tienen la pasta y han preparado la jugada. En algunas pelis se les distinguen por las pieles de sus mujeres, los brillantes en sus dedos y sus trajes caros, carísimos, pero esto no deja se ser una caricatura de quienes son realmente. Los Patrocinadores, ya no van a ver las peleas. Delegan en Testaferros que son a los que: les salpica la sangre de los contendientes, los que protestan a través de los jaleadores las decisiones injustas del arbitro (según su vara de justicia), o quiénes llegado el caso, hacen un guiño cómplice recordando un soborno pasado, un favor por realizar, una futura prebenda... Estos se enfundan sus trajes, normalitos (no más caros que lo que permite una rebaja), y por disfrutar la comodidad del sillón del jefe son capaces de hacer que luzca la pelea más allá de la fuerza de los contendientes. Viven para dar gloria a la gloria de su jefe; me recuerdan a Waylon Smithers.
Detrás esta la verdadera división. Mezclados con los que creen sinceramente en las fuerzas de sus contendientes, están los que hacen méritos para llegar a desbancar a los Testaferros y los que quieren saltar por encima de ellos para llegar a ser perfectos Jaleadores. Aprenden de ruido circundante la tacticas y respuestas a sus interrogantes. De allí salen graduados para sus puestos respectivos. Hacen méritos, empujan y con suerte llegan a donde quieren; la mayoría se queda por el camino como piezas sueltas de una maquinaria, falta de ingeniería.
La Gente está fuera del estadio. No tiene acceso al ring, se entera de la evolución del round por la megafonía local, a veces a la suerte de comentaristas que, de un lado o de otro, retransmiten lo que les viene escrito en el guión.
Gane quien gane, será el campeón de un pueblo dividido. Y la Gente, no podrá saber ni con que artes ha ganado, ni si es merecedor de esa victoria.

martes, 8 de julio de 2008

La mitad de mí.

La mitad de mí menos consciente está, en estos momentos, pensando. Piensa en que momento te juró:
- cielo eterno
- o paraguas para evitarte la llovizna
- o llenarte el mundo.
Piensa en cuando habló:
- de torbellinos
- de tempestades
- del oficio de curandero
- o de sanarte heridas.
Esa mitad de mí, escondida entre las otras veinticinco mitades que me amparan, que me libran del desastre, que se niega a pedirte explicaciones, que te estima; ya no habla por mí, sino ella misma.

jueves, 3 de julio de 2008

Extraterrado

Esta vida es como una pintura
Cada cual ve el color que le ayuda

"Según el color", Rubén Blades

Nunca supe jugar al ajedrez muy bien. Tenía un amigo que sí, y con él intenté aprender el intrincado mundo de los trebejos blancos y negros. A mi se me antojaba algo así como, la lucha de las piezas negras por su liberación de la opresión blanca. Creo no atendía al juego tanto como a mis divagaciones. Al querer sacar de las casillas a los reyes y los peones, mi defensa quedaba siempre al descubierto; y con la consiguiente perdida de la partida, tenía que poner los pies en la tierra. No era más que un juego. Sacarlo de su contexto y llevarlo a la vida real era asunto de estrategas, no de niños. Con el tiempo el ajedrez se me antojó aburrido en la medida en que el ajedrez en Cuba, pueda ser un deporte aburrido. Nosotros los cubanos hemos convertido el ajedrez en una fiesta, ¿que es sino?. Nada de silencio y recogimiento. El ajedrez en Cuba, se parece más al dominó. ¿Que estamos a punto de recibir un jaque mate?, pues decimos: Brother, eso no es ná! (¡y estamos perdidos!, pero la procesión va por dentro), si pierdo por lo menos hay ron, no?

La misma filosofía impregna, en Cuba el día a día. La misma que el cubano de a pie se lleva en la maleta al extranjero. Si pierdo no pasa nada mientras quede un litro de ron y halla alguien con quien compartirlo. Al final, no es necesario que halla nada en que pensar si hay ron y palique. No quiero decir que seamos peleles en manos del destino, no. Somos prisioneros de todo el pensamiento que nos rodea, estamos mediatizados por nuestras ansias, deseos y anhelos. Los cubanos que no somos brutos, nos hemos dejados llevar por la corriente. Por ejemplo, si en los 60 quedaba bien eso de irse huyendo del comunismo, en los setenta buscando la libertad y en los 80 se repetía el último argumento; ya en los 90 y en el nuevo milenio el único aporte nuevo al discurso fue, la caída del campo socialista en Europa y la URSS. Ah; y un carro, una casa, y una buena mujer. Eso no significa que seamos poco imaginativos. Los cubanos, que tuvimos que aceptar la imposición americana a principios del siglo XX, la Soviética, so pretexto de quedarnos con el culo al aire en 1968, y el periodo especial, amén de otras; aprendimos que quién hace la ley, hace la trampa, y que la trampa está para usarla, aunque corramos el riesgo de caer en ella. De ahí que digamos no más pisar cualquier aeropuerto en el extranjero (cualquier playa también), "soy cubano, pido asilo político", a sabiendas de todas las puertas que cerramos. De ahí que en un primer momento la frase más extendida sea: "Me fui buscando la libertad" aunque más tarde, por arte de la experiencia, esa frase se transforme. ¿Porqué? Bueno, porque libertad es un concepto relativo, como el hambre, la riqueza o la belleza. Hasta el mismo Habana Club de 7 años que nos tomamos fuera de Cuba, parece que tiene otro sabor; y la charla, no es la misma. La gente es mucho más compleja que esa división entre rojos y blancos que inunda el mundo de los cubanos extraterrados.

Así que la vida no es el ajedrez que juegan por nosotros. La vida es el tablero. Sus millones de combinaciones y posiciones, sus estrategias y tácticas, es lo que elegimos vivir. Si algo aprendí del juego es que, quién está fuera no siempre ve la mejor jugada. Cuando me dejaba aconsejar lo más seguro es que perdiera, ya que no jugaba mi juego, sino el juego ajeno. El que está fuera sigue otra táctica, pero nadie libra al jugador del mal trago de perder o de ganar.Ya lo dijo Campoamor: “En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”.