viernes, 14 de diciembre de 2007

Describir es destruir, sugerir es arte.


Después de la foto, la modelo recogió el vestido y pasó al baño. Tenía prisa porque a las 8 entraba al trabajo. "¿A quien se le ocurre hacer una huelga de autobuses con la tarde tan perra que hace?". Afuera llovía a mares. Madrid era un cuadro velado por una cortina de agua intermitente. Ascendía de la calle un olor a mojado y a viejo en aquel barrio de la zona centro a espaldas de la Gran Via. Un revuelo de pasos se perdía en dirección al cielo por la escalera de madera que crujía como una vieja que se queja. "¡Quedamos en que me pagabas hoy!, ¡Ni mañana, ni la semana que viene! ¡Ahora hijo 'e puta, o te rajo como a un puerco!" La sonrisa asquerosa del fotógrafo se hizo aún más grande y se volvió más agria. Arrodillándose, recogió los billetes que habían volado por la habitación hasta caer muy cerca de sus pies gordos y enfundados en unas zapatillas llenas de talco y alcanfor. Bajó los quejosos escalones. Abrió el paragüas que dio un vuelco y se quedó desecho. Se cubrió el pecho voluminoso y terso, y salió corriendo con sus tacones imposibles bajo la lluvia. "Si no fuera por lo que es, recogería mis cosas y me iría pa' Cuba"

jueves, 6 de diciembre de 2007

¿Donde me pongo?

Vivo en España hace 12 años. No paso ni un minuto sin pensar donde estaré cuando llegue el día. Esto es un eufemismo, debería decir donde estaré el día en que muera Fidel. Me consta que esta misma pregunta se la harán a si mismo, los nostálgicos de afuera y los que sobreviven dentro de la ISLA. ¿Donde me pongo? La misma pregunta que en Fresa y Chocolate, le hacia un amigo gay al protagonista.
Facundo Cabral decía en un espectáculo que a la derecha estaban los derechistas, a la izquierda los comunistas, y en el centro los hombres, los que piensan por sí mismos, y la vida está dividida en esas tres categorías maniqueas. Tristemente. Yo elegí pensar por mi mismo, lo cual no me reserva el centro de absolutamente nada. Tengo mis ideales; para los comunistas demasiado templados (no apto para la dictadura del proletariado). Para los de derecha, demasiado rojo. Para una pareja de amigos, más bien rosita. Mi mujer piensa que sencilla y llanamente soy un tocacojones. Pero para mi, que es lo realmente importante, soy un tipo que ha vivido en las entrañas de los dos monstruos sin honda. Tengo la marca de lo que viví en Cuba, y me es difícil quitarme la chapita de medio básico, como escribe mi amigo Enrisco. Y por otra parte disfruto de la suerte de haber caído de pie en España. Pero en este caso no valen las medias tintas. Cuando llegue el día estaré del lado de mis amigos, y será lo que quiera Dios. De primar la amistad al rencor en Cuba no habrá ni bandos, ni odio sino reconciliación.