miércoles, 21 de julio de 2010

El hombre y la hembra. (fragmento)

En 1991, caminando por una carretera de Managua; no en Nicaragua, sino en su homónima de las afueras de la Habana; bajo un techo de ramas que tupía la luz del Sol, dejaba atrás la Unidad Militar en que pasé aquellos 2 terribles años de servicio a la patria. Sí, servicio a la patria en minúsculas, también por dos razones:

1. A pesar del incesante estado de guerra, para mí el Servicio Militar se resumió en aprender a tocar guitarra, cantar, fugarme y pelearme con otros reclutas. Aprendí que un "5 pa' 1" era elegir no solo entre la vida y la muerte (alguna vez tuve que empuñar una mocha para repeler un ataque), sino entre perder la dignidad y el respeto, eso que genéricamente llaman "perder la hombría".

- Mañana me toca guardia...
- Eso no es problema... vamo' a agitar a Fulano de tal pa' que sea tu "criado". (Criado: esclavo, siervo)
- No, a Fulano no, que ese si que se faja..!
- Bueno entonces a esperancejo, que es un poco "cherna", no? (Cherna: Maricón)

El único servicio que yo presté y que me prestó la patria fue, que no me pillaran los "boinasrojas", y que mi jefe después de estar desaparecido con una baja tan larga como los dos años que estuve allí, me dijese. Soldado Fulano de tal, firme su baja aquí.

y, 2. La dieta. La dieta de cuerpo de mujer. En aquel antro de masturbación y sodomía, donde las mujeres más cercanas eran el batallón femenino del campamento cercano; en una proporción de 20 a una, la carencia de esa esencia maravillosa de un cuerpo casi traslucido envuelto en sábanas, de ese pie colgando furtivo al borde del colchón, de los senos hirsutos tentando a cada paso. Eso no se lo puedo perdonar al servicio a la patria porque; al fin y al cabo, los golpes se curan, seolvidan, pasan pero ¿quién me devuelve el tiempo perdido lejos de la hembra?