Tengo amigos que se precian de decirle a sus amigos que tienen un amigo negro. Pero en Cuba hay no prejuicio racial. Solo son coincidencias. El 10 % de la población es negra (o eso dice el último de censo de población), más del 75 % de la población reclusa, también. Esto, en un país donde al que no tiene de congo le preguntan: ¿y tu abuela donde está?
Tirando del Lazo ( ja, ja, ¡que ingenioso!), durante mucho tiempo las escuelas vocacionales Lenin y de Ciencias Exactas estaban habitadas por un par de fantasmillas que parecían la mosca en la leche, y las escuelas formadoras de maestros y de deportes, por una inmensa "marea negra" (este es otro chiste, pero no es mío). Los padres de ciertas chicas y de ciertos chicos prevenían a la progenie del peligro de "peinar pasas", e incluso amenazaban con echarles de casa si les veían con un negro(a) de la mano por la calle. Este dato es real ( tan real como que es de mi acervo). Y también este otro. Durante mucho tiempo, mi inseparable amigo, el "Carné de Identidad", me salvó de ir preso porque mi estereotipo coincidía con el del delincuente, a pesar de:
1. No estar nunca fichado, ni por peligrosidad, ni por la ley de vagos y maleantes.
2. No vestir con ostentación.
3. No merodear los hoteles (excepto en mi último año en La Isla, porque me casé con una española, lo acepto)
Solamente una vez (como en el bolero), mi amigo fiel no me sirvió. Me dirigía a mi casa desde un curso de teatro que recibía en la Casa de Cultura de la Habana Vieja, cuando me sorprendió una redada en el Parque Central. Tengo que decir que corría con la suerte en contra, que reunía las condiciones idóneas para pasar el mal trago, a saber: año 1992, de noche, e iba con un cúter en el bolso que pertenecía a mi padre y que utilizaba para el diseño de la escenografía de una obra que estábamos preparando. Claro, eso mismo que tú estás pensando, pensó el agente. Negro, ¿tu haciendo teatro?
Gracias a que la madre de mi mejor amigo era un alto cargo de la policía, esa noche dormí en la suavidad de mi cama y no entre los brazos de un bujarrón en la celda de alguna estación de Centro Habana.
Tirando del Lazo ( ja, ja, ¡que ingenioso!), durante mucho tiempo las escuelas vocacionales Lenin y de Ciencias Exactas estaban habitadas por un par de fantasmillas que parecían la mosca en la leche, y las escuelas formadoras de maestros y de deportes, por una inmensa "marea negra" (este es otro chiste, pero no es mío). Los padres de ciertas chicas y de ciertos chicos prevenían a la progenie del peligro de "peinar pasas", e incluso amenazaban con echarles de casa si les veían con un negro(a) de la mano por la calle. Este dato es real ( tan real como que es de mi acervo). Y también este otro. Durante mucho tiempo, mi inseparable amigo, el "Carné de Identidad", me salvó de ir preso porque mi estereotipo coincidía con el del delincuente, a pesar de:
1. No estar nunca fichado, ni por peligrosidad, ni por la ley de vagos y maleantes.
2. No vestir con ostentación.
3. No merodear los hoteles (excepto en mi último año en La Isla, porque me casé con una española, lo acepto)
Solamente una vez (como en el bolero), mi amigo fiel no me sirvió. Me dirigía a mi casa desde un curso de teatro que recibía en la Casa de Cultura de la Habana Vieja, cuando me sorprendió una redada en el Parque Central. Tengo que decir que corría con la suerte en contra, que reunía las condiciones idóneas para pasar el mal trago, a saber: año 1992, de noche, e iba con un cúter en el bolso que pertenecía a mi padre y que utilizaba para el diseño de la escenografía de una obra que estábamos preparando. Claro, eso mismo que tú estás pensando, pensó el agente. Negro, ¿tu haciendo teatro?
Gracias a que la madre de mi mejor amigo era un alto cargo de la policía, esa noche dormí en la suavidad de mi cama y no entre los brazos de un bujarrón en la celda de alguna estación de Centro Habana.
3 comentarios:
Cierto que existen prejuicios pero hablando de modo general pienso que a veces las personas nos autodescriminamos o nos apartamos por razones de inseguridad persoanl o falta de autoestima... Todos por una U OTRA RAZÓN debemos afrontar los prejuicios sociales y culturales ligados principalemnte a la INCULTURA Y LA IGNORANCIA... SALUTI
En efecto, no hay peor discriminado que quién se discrimina a si mismo. Por otro lado, la inseguridad, la escasa autoestima, la pena o directamente la vergüenza, y la incultura y la ignorancia; como tú dices, también han sido las justificaciones perfectas para mantener en el tiempo prejuicios, que de otra forma se hubieran combatido y reciclado. Soy el niño de los relatos, tengo miles, pero uno lo pongo siempre de ejemplo. En 1975, Fidel Castro, dijo en el primer congreso del partido que había que elevar a los rangos directivos a más cubanos de raza negra, porque el pobre Juan Almeida estaba más solo que un piojo sentado en una carabela. Otro relato, el dato que te doy sobre el estereotipo del delincuente es verídico. Me lo sopló la misma señora que me evitó la noche en los calabozos de Centro Habana. A la mañana siguiente, imagínate que en aquella época yo tenía 17 años, a mi no me apetecía mucho salir de casa. Pues bueno, esta señora me dijo que era una bobería por mi parte que me encerrara, ya que la policía se movía con un estereotipo de delincuente en el cual yo casaba porque cumplía con todas las características, joven, desempleado, que vive o se mueve por zonas sensibles y ... (ta-ta-chaaaaannnn!) NEGRO. La inseguridad o la autoestima, no acaban de darle respuesta a lo que siente alguien al que criminalizan solo por su color de piel. Menos en Cuba.
Interesante historia, yo en cambio debi combatir -fuera de Cuba- contra la imagen de Putas y aprovechadoras , -la mala Fama en general- q tenemos las cubanas,,,pero Vencí, la gente te acepta cuando descubre tus valores,,,saludos
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