lunes, 7 de mayo de 2007

Yo, legal desde que pisé España...

Desde pequeños nos enseñan a tener la vista clavada en el mañana. Aprendemos a confiar en la esperanza, a aguardar que las aguas se asienten. Programamos y evaluamos nuestras posibilidades para poder elegir un futuro. Intentamos no perder la perspectiva. Queremos llegar al fondo de las cosas y creemos encontrar todas las respuestas. Nos preocupa el futuro, y nos olvidamos que es en el presente donde se construye.

Yo veo el presente, no en plan medio lleno o medio vacío como quiere Coca-Cola en su último anuncio. Lo veo como un péndulo. A veces como un reloj o un metrónomo alterna entre izquierdas y derechas, y otras como el fiel de una balanza, se van equilibrando los extremos hasta centrarse.

Hoy veo con miedo el presente. Llegué a España hace 12 años. He trabajado desde hace 10 y he estudiado una carrera técnica. He usado mi presente para labrarme un porvenil. Vine con la esperanza puesta en un futuro. Mis padres no se opusieron, aun en contra de sus convicciones, pero tenían fe en que podía irme mejor. Y estoy cada mes como si no hubiese salido de mi país.
Trabajo 10 horas, incluyendo las 2 que dedico al trayecto del trabajo a mi casa. Tengo una hipoteca y un pequeñísimo préstamo adicional. Me intento sacar e carné de conducir y espero que en un tiempo razonable obtenga la nacionalidad española. Sé quien me trata bien: mis paisanos, mis vecinos y el banco. Y también la policía. Y sé quien me maltrata. En fin, pienso que estoy integrado. E incluso así sigo sintiéndome extranjero.
Me gusta filosofar pensando en el futuro. No obstante hace tres días, comiendo en un bar, el presente superó todas mis expectativas. En una tertulia televisiva escuché un comentario sobre las revueltas que surgieron en París tras la elección del nuevo Presidente de la República. Los partidarios de Ségolène Royal trinaban. Los habitantes de las banlieues, un termino medieval con el que se designa a los barrios misérrimos del extrarradio, decepcionados y temerosos, no daban crédito. La France había optado, apoyados en el peso de los votos, por cambiar las bases igualitarias de la Republique; la Egalité, la Liberté y la Fraternité, por la competitividad, la supresión de los, ya de por si, miseros subsidios y una mayor flexibidad en los despidos, sin confrontar los problemas sociales, reales y tangibles que ya tienen. Sin enfrentarse al problema racial que sufren los millones de franceses de segunda y tercera generación que por tener padres y abuelos extranjeros siguen siendo extranjeros en su propia tierra. Con el añadido de que ese candidato a Président, que debería representarles pero no les representa, recibió el apoyo, haciendo guiños extraños a la extrema derecha para ganar la elecciones. Ese mismo candidato presidente que propuso pagar a los inmigrantes ilegales 3500 € por pareja y 1000€ por hijo, PARA QUE SE FUERAN DE FRANCIA, y prometió en el 2006 acabar con la inmigración ilegal deportando 25000 de ellos. (http://66.102.9.104/search?q=cache:xbB5dLCro_sJ:www.socialismo-o-barbarie.org/europa/060625_francia_a_lanuevaresistencia.htm+Sarkozy+hijos+de+inmigrantes+ilegales+escuelas&hl=es&ct=clnk&cd=1&gl=es)
Nicolas Sarkozy siendo inmigrante, no es un expatriado. Se sabe perteneciente a esa clase muy distinta. Sabe que es un gran logro que el hijo de un aristócrata de la nobleza búlgara, educado en la cultura de la pasta y el esfuerzo pueda llegar a la Presidencia de la República. Del otro lado está "la chusma" como él le llama. Los que solo tiene subsidios, exclusión, discriminación y alguna posibilidad de acceso a las bondades del tercer motor económico de Europa. ¿Pero, porqué me meto con Sarkozy si él ni me va ni me viene, si vivo en España, seré nacionalizado español y Francia, de momento seguirá del otro lado de los Pirineos? Es que en la tertulia que comentó la noticia, escuché a un político español sentenciar: " ¡Ayer fue Alemania (Merkel), hoy Francia (Sarko), mañana será España!" Por eso siento miedo.
Por eso cuento mi currículum de extranjero radicado en España. Por si algo puedo cambiar antes que sea demasiado tarde. Por eso y por que quiero tener hijos, y quiero que mis hijos crezcan en una ciudad y no en un guetto. Quiero que mis hijos tengan las mismas oportunidades que yo tuve de estudiar y trabajar sin que su color de piel, su aspecto físico o la procedencia de su padre les estigmatice. Quiero que mi barrio siga siendo un crisol de culturas y no un campamento de excluidos. Quiero que no me miren con recelo cuando entro en una tienda, o cuando me siente junto a una señora en el metro. Quiero que se sienten a mi lado en el transporte público, porque para venir a este país me hicieron presentar una declaración jurada de que no padecía ninguna enfermedad infecciosa, ni la he adquirido aquí; y aun en ese caso y si la hubiese adquirido, quiero que se sienten a mi lado sin miedo, por que soy lo suficientemente responsable para no transmitírsela a los demás. Y quiero legar a mis hijos la misma cultura del esfuerzo que me enseñaron mis padres, para que en igualdad de oportunidades puedan a su vez competir y obtener lo que ganen, nada más pero nada menos. Quiero que a los españoles les deje de preocupar la inmigración en primer lugar, porque esos chinos, negritos, magrebíes, sudamericanos y centroeuropeos, son humanos, tanto como los ingleses, franceses, alemanes y norteamericanos. La ilegalidad de su entrada es fruto de la misma injusticia visceral con que se les marca desde la cuna hasta que montan en la patera, y la misma que en su condición de indocumentados sufrirán aquí.
Hay alternativas, pero este es mi blog, no una tribuna política. Si la democracia tiene sus canales, este es mi canal, el sitio en el que digo lo que siento. Que aporten las soluciones otros, que con mi dinero contribuyo a que dediquen su tiempo y energías a encontrar respuestas. Yo, legal desde que pisé España, ni siquiera tengo derecho al voto municipal.

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