Lo peor de Cuba es que se la comen los excesos. Pienso entonces que no habrán cambios más allá de la muerte de Fidel, de Raúl o de quién venga, pues los sustitutos a la vista son tan radicales y talibanes como ellos. Leer sobre Cuba en Internet es un vaivén de extremos. Los radicales de dentro, anquilosados y estancados en un discurso que tiende al inmovilismo, más los radicales de fuera, que se han apuntado a la catarata emocional, y al mareo de una libertad mal gestionada. Mal gestionada, porque ser libre es andar sin ataduras, no contestar a eslóganes. El que se duele de Cuba subiéndose al carro del contrario, solo porque a eso llama libertad, no solo no sabe lo que la libertad significa, sino que se ha aprendido bien el adoctrinamiento maniqueo a que ha estado sujeto. En Cuba, y fuera de ella.
Lo peor de Cuba son la falta de matices. Los matices son los colores con que escriben los hombres y mujeres libres y no admiten ni la tinta de la revancha, ni azuzan demonios, ni fantasmas. Y en Cuba, y fuera de ella, los colores siguen siendo dos, el blanco o el rojo. A lo sumo, algúnos escritos timoratos y no comprometidos. Yo he sido uno de ellos. Pero quiero optar por ser libre. Por decir lo que me gusta y lo que odio aun a riesgo de quedarme solo. La vida es una y si quisiese vivirla con miedo, se me ocurren lugares bastante peores que la tranquilidad de mi casa en Madrid.
Lo peor de Cuba que ha ganado el pensamiento único y sin fisuras. Ha ganado el oportunismo, ha ganado el revanchismo, han ganado las medias verdades y las mentiras. Han ganado lo que prefieren dividir, apelando a una supuesta unidad. Han ganado la farsa, los farsantes y los extremos y, todo eso junto atenta contra la libertad. Mañana, la verdad no va a estar en el centro de la razón, va a ser lo que quiera o diga Pepe Cojones, o lo que le salga de la pinga a quién gobierne ese día. La historia tiene la malísima costumbre de repetirse si los pueblos olvidan su pasado o dejan que cualquiera lo gestione.
Lo peor de Cuba son la falta de matices. Los matices son los colores con que escriben los hombres y mujeres libres y no admiten ni la tinta de la revancha, ni azuzan demonios, ni fantasmas. Y en Cuba, y fuera de ella, los colores siguen siendo dos, el blanco o el rojo. A lo sumo, algúnos escritos timoratos y no comprometidos. Yo he sido uno de ellos. Pero quiero optar por ser libre. Por decir lo que me gusta y lo que odio aun a riesgo de quedarme solo. La vida es una y si quisiese vivirla con miedo, se me ocurren lugares bastante peores que la tranquilidad de mi casa en Madrid.
Lo peor de Cuba que ha ganado el pensamiento único y sin fisuras. Ha ganado el oportunismo, ha ganado el revanchismo, han ganado las medias verdades y las mentiras. Han ganado lo que prefieren dividir, apelando a una supuesta unidad. Han ganado la farsa, los farsantes y los extremos y, todo eso junto atenta contra la libertad. Mañana, la verdad no va a estar en el centro de la razón, va a ser lo que quiera o diga Pepe Cojones, o lo que le salga de la pinga a quién gobierne ese día. La historia tiene la malísima costumbre de repetirse si los pueblos olvidan su pasado o dejan que cualquiera lo gestione.