lunes, 18 de enero de 2010

Lunes

La dicha es encontrar lo inesperado a la vuelta de un sueño, al doblar una esquina, tras el cambio de la luz de un semáforo, o cuando se apaga el neón al amanecer. La dicha puede ser una palabra, un cambio de rumbo, el aguacero cuando escampa y sube el vapor del asfalto y te acaricia las piernas. Puede ser un campo recién arado, la luna detrás de las nubes, el sol tragado por el horizonte en una tarde invernal. La dicha puede ser el silencio o el ruido, la guerra y luego la paz, el aire inmortal que te invade poro a poro, o el ahogo tras el sexo. La dicha puede ser una lágrima o el llanto contenido, el pecho lleno de palomas aleteando cuando ves un niño, el dolor convirtiéndose en cenizas, y tú y yo a solas un domingo.

1 comentario:

Nares Montero dijo...

Como mola leerte así, lindo, sosegado, cálido!

Besazos pollo querido!

Recuerda que nos vemos el domingo! ;)