lunes, 26 de noviembre de 2007

Insomno

Conté cada mota, cada fantasma que cruzó el techo de mi habitación. Repasé cada movimiento, dejé de pensar. Creo que nadie se merece el insomnio. Me quedé quieto, me moví, dancé, bostecé un par de millones de veces. Nada. Cuando me levanté de la cama estaba más cansado que cuando entré en ella y seguía sin poder dormir. me siento frente al ordenador. El médico me ha aconsejado que me castigue, que me quede de pie leyendo el libro más pesado que encuentre, y que a tercer día dormiré como un niño. No lo he hecho creo que el castigo es una perdida de tiempo y de energía. Y lo único que me gustaría es dormir.




1 comentario:

JOSÉ TADEO TÁPANES ZERQUERA dijo...

Amigo Julio:
Cuando llegué a España me costaba trabajo dormir, acostumbrado a caminar de la Habana Vieja al Vedado y del Vedado al Casino Deportivo, pero aquí yendo en Metro a todos los lados, el cansancio cubano, ese que tan bien hace dormir, no lo tenía aquí, y bueno, me costaba trabajo dormir. Pero eso fue al principio. Ahora el trabajo no me deja dormir, pero siempre estoy cansado. Bueno, será que ya estamos viejos, jejeje. Un abrazo:
Tadeo