En 1858, las fronteras del Reino Basuto (en la actual Lesotho) fueron atacadas por el ejército del Estado Libre de Orange, en un intento claramente expansionista. La oposición armada del pueblo y de su Rey Moshweshwe I a la ofensiva sobre la capital de reino, frenó su avance y logró la retirada del ejército invasor, con la posterior oferta de paz. La respuesta del Rey al mensaje de paz del Presidente del Estado Libre de Orange, Jakobus Boshof es una de las lecciones de humanismo africano más rotundas y claras, registradas hoy en día.
El rey Moshweshwe I de Basutolandia escribía:
“Sus emisarios llegaron ayer por la noche, portadores de una carta en la que Ud. habla de paz. Deploro que no lo hubiera hecho antes de utilizar el lenguaje de la guerra. No tengo palabras para expresar el asombro y la congoja que me embargaron cuando ustedes atacaron al pueblo de Beerseba, gente que no les había hecho nada.
… usted habla de sí mismo y se dice cristiano. … pero supongo que los mandos de su ejército no han de ser cristianos todavía, y si resulta que sí lo son… tendremos que concluir que Dios no existe. … los oficiales de su ejército no son cristianos, porque nunca creeré que el cristianismo consista en someter a mujeres y a niños al cautiverio o en disparar a quemarropa contra ancianos y enfermos. Y eso es precisamente lo que han hecho los soldados de su ejército...
Me inclino a creerle cuando dice que su ejército ha decidido retirarse de mi país en aras del restablecimiento de la paz… si tales eran sus motivaciones… ¿por qué, prendieron fuego a las aldeas desiertas y a cada brizna de hierba de nuestros campos? ¿Podría alguien asombrarse si yo, que no soy sino un pagano y un bárbaro, siguiera el ejemplo recibido de un pueblo civilizado y cristiano?... si mi corazón me permitiera hacer lo que vuestros hijos han hecho, tendría suficientes motivos de someter a cautiverio a vuestras mujeres y a vuestros hijos, y de enviar a vuestros ancianos, vuestros enfermos, vuestros ciegos y vuestros inválidos a la eternidad. Tampoco podría usted hacerme ningún reproche si incendiara todas sus ciudades pero eso sería un desastre demasiado grande...
El título de la carta es un resumen de la misiva: Unyawo – Alunampumlo. El pie no tiene nariz.
Hay que ser xhosa para entender la frase, pero no es necesario ser xhosa para comprender su sentido. El “pie” del proverbio, se refiere al viajero, aquel que andando, encuentra. A aquel que deja atrás familia, entorno y seguridad; y se halla en tierra extraña. La “nariz” se refiere a la predisposición al peligro, al olfato perdido por hallarse indefenso en un medio hostil, porque es extraño. Unyawo – Alunampumlo, representa a una persona indefensa en una situación potencialmente desfavorable. El proverbio recuerda a cada xhosa, lo que no hizo el ejército del Estado Libre de Orange. El proverbio recuerda el deber de proteger al anciano, al enfermo, al hambriento, al desposeído, al indefenso; porque también ellos podrían encontrarse en el futuro, en la misma situación. Es nuestro: no hagas a los demás, lo que no te gustaría que te hiciesen. Este y otros preceptos, están en la base de una filosofía que asume la humanidad y la solidaridad como normas básicas de convivencia y respeto, una filosofía que identifica el sufrimiento con las víctimas, y la necesidad de apoyo y socorro de estas mientras lo necesiten. Una filosofía que adopta el humanitarismo africano o UBUNTU como mensaje de respeto, tolerancia y compasión por los vulnerables.
El UBUNTU está cosechando adeptos allí donde antes había burlas y farsas. Bill Clinton, en una convención del Partido Laborista britanico en la ciudad de Manchester en 2006, sorprendió a propios y extraños con la enigmática afirmación de que: “el mundo necesita UBUNTU” Cientos de artistas, articulistas, pintores gente bohemia y preocupada, echa miradas al continente negro y tira de moda snob para el nuevo milenio. Pero, conferencias de varios miles de euros, cócteles y festivales benéficos aparte, UBUNTU significa que “yo soy porque nosotros somos”, el ser humano es ser y es humano, porque está rodeado de seres, iguales y humanos que conforman una gran comunidad; una conjunción de sentimientos, pensamientos, emociones y predisposiciones que le distinguen de lo inanimado. “Esta noción define una cualidad humana positiva, y supone un respeto fundamental por la vida, la dignidad, la seguridad y la prosperidad de todos los seres humanos”, como bien explica Phil Somo, encargado de operaciones del CICR en Pretoria. Ese humanitarismo seductor que fue bandera de lucha contra el APARTHEID ha sido enarbolado desde distintas visiones. Desde el punto de vista de la religión el pastor Desmond Tutú dice:
"Una persona con UBUNTU está abierta y está disponible para los demás, no se siente amenazado cuando otros son capaces y está bien porque es segura de sí misma ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que disminuye cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, o cuando otras son torturados u oprimidos".
Y de la mano de Nelson (Rolihlahla Mphakanyiswa) Mandela, esta sencilla definición:
"Cuando un viajero llegaba a un pueblo no tenía que pedir comida o agua (...) eso es UBUNTU. Es decir, si mis creaciones no son vuestras es que no son mías.”
Estas respuestas a problemas actuales y globales se han venido a llamar Renacimiento Africano; una vuelta a las raíces para reflotar las sociedades. Incluso en círculos universitarios de Sudáfrica se considera que, un renacimiento del UBUNTU tendría un inestimable valor para la renovación de las esferas social, económica y política del país.
Algo tienen que enseñarnos los años y las penurias de un continente castigado por todas sus esquinas. Algo tiene que enseñarnos un hombre (Nelson Mandela) que en prisión prefería no esperar a que le saludaran, sino saludar primero. Algo tiene que enseñar la miseria, que prefiere la solidaridad a la codicia, sobre todo en estas fechas en que lo extranjero es cada día más extraño.
El rey Moshweshwe I de Basutolandia escribía:
“Sus emisarios llegaron ayer por la noche, portadores de una carta en la que Ud. habla de paz. Deploro que no lo hubiera hecho antes de utilizar el lenguaje de la guerra. No tengo palabras para expresar el asombro y la congoja que me embargaron cuando ustedes atacaron al pueblo de Beerseba, gente que no les había hecho nada.
… usted habla de sí mismo y se dice cristiano. … pero supongo que los mandos de su ejército no han de ser cristianos todavía, y si resulta que sí lo son… tendremos que concluir que Dios no existe. … los oficiales de su ejército no son cristianos, porque nunca creeré que el cristianismo consista en someter a mujeres y a niños al cautiverio o en disparar a quemarropa contra ancianos y enfermos. Y eso es precisamente lo que han hecho los soldados de su ejército...
Me inclino a creerle cuando dice que su ejército ha decidido retirarse de mi país en aras del restablecimiento de la paz… si tales eran sus motivaciones… ¿por qué, prendieron fuego a las aldeas desiertas y a cada brizna de hierba de nuestros campos? ¿Podría alguien asombrarse si yo, que no soy sino un pagano y un bárbaro, siguiera el ejemplo recibido de un pueblo civilizado y cristiano?... si mi corazón me permitiera hacer lo que vuestros hijos han hecho, tendría suficientes motivos de someter a cautiverio a vuestras mujeres y a vuestros hijos, y de enviar a vuestros ancianos, vuestros enfermos, vuestros ciegos y vuestros inválidos a la eternidad. Tampoco podría usted hacerme ningún reproche si incendiara todas sus ciudades pero eso sería un desastre demasiado grande...
El título de la carta es un resumen de la misiva: Unyawo – Alunampumlo. El pie no tiene nariz.
Hay que ser xhosa para entender la frase, pero no es necesario ser xhosa para comprender su sentido. El “pie” del proverbio, se refiere al viajero, aquel que andando, encuentra. A aquel que deja atrás familia, entorno y seguridad; y se halla en tierra extraña. La “nariz” se refiere a la predisposición al peligro, al olfato perdido por hallarse indefenso en un medio hostil, porque es extraño. Unyawo – Alunampumlo, representa a una persona indefensa en una situación potencialmente desfavorable. El proverbio recuerda a cada xhosa, lo que no hizo el ejército del Estado Libre de Orange. El proverbio recuerda el deber de proteger al anciano, al enfermo, al hambriento, al desposeído, al indefenso; porque también ellos podrían encontrarse en el futuro, en la misma situación. Es nuestro: no hagas a los demás, lo que no te gustaría que te hiciesen. Este y otros preceptos, están en la base de una filosofía que asume la humanidad y la solidaridad como normas básicas de convivencia y respeto, una filosofía que identifica el sufrimiento con las víctimas, y la necesidad de apoyo y socorro de estas mientras lo necesiten. Una filosofía que adopta el humanitarismo africano o UBUNTU como mensaje de respeto, tolerancia y compasión por los vulnerables.
El UBUNTU está cosechando adeptos allí donde antes había burlas y farsas. Bill Clinton, en una convención del Partido Laborista britanico en la ciudad de Manchester en 2006, sorprendió a propios y extraños con la enigmática afirmación de que: “el mundo necesita UBUNTU” Cientos de artistas, articulistas, pintores gente bohemia y preocupada, echa miradas al continente negro y tira de moda snob para el nuevo milenio. Pero, conferencias de varios miles de euros, cócteles y festivales benéficos aparte, UBUNTU significa que “yo soy porque nosotros somos”, el ser humano es ser y es humano, porque está rodeado de seres, iguales y humanos que conforman una gran comunidad; una conjunción de sentimientos, pensamientos, emociones y predisposiciones que le distinguen de lo inanimado. “Esta noción define una cualidad humana positiva, y supone un respeto fundamental por la vida, la dignidad, la seguridad y la prosperidad de todos los seres humanos”, como bien explica Phil Somo, encargado de operaciones del CICR en Pretoria. Ese humanitarismo seductor que fue bandera de lucha contra el APARTHEID ha sido enarbolado desde distintas visiones. Desde el punto de vista de la religión el pastor Desmond Tutú dice:
"Una persona con UBUNTU está abierta y está disponible para los demás, no se siente amenazado cuando otros son capaces y está bien porque es segura de sí misma ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que disminuye cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, o cuando otras son torturados u oprimidos".
Y de la mano de Nelson (Rolihlahla Mphakanyiswa) Mandela, esta sencilla definición:
"Cuando un viajero llegaba a un pueblo no tenía que pedir comida o agua (...) eso es UBUNTU. Es decir, si mis creaciones no son vuestras es que no son mías.”
Estas respuestas a problemas actuales y globales se han venido a llamar Renacimiento Africano; una vuelta a las raíces para reflotar las sociedades. Incluso en círculos universitarios de Sudáfrica se considera que, un renacimiento del UBUNTU tendría un inestimable valor para la renovación de las esferas social, económica y política del país.
Algo tienen que enseñarnos los años y las penurias de un continente castigado por todas sus esquinas. Algo tiene que enseñarnos un hombre (Nelson Mandela) que en prisión prefería no esperar a que le saludaran, sino saludar primero. Algo tiene que enseñar la miseria, que prefiere la solidaridad a la codicia, sobre todo en estas fechas en que lo extranjero es cada día más extraño.
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